La mañana, un café con leche se aburre en el tazón.
Otras mañanas tú café árabe se enfriaba en el tuyo.
Una mañana las ventanas cuelan luz, ahí está el jarrón
de las mañanas de mi madre, fuerte, histórico, suyo.
Un atardecer, languidecen mis ojos y memorias,
se va la luz tratando de dibujar amadas siluetas,
el cielo se enciende de a poco, estrellas en la noria,
mi mente vagando por el espacio en locas piruetas.
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