Te he amado vida!
Con mi sangre ardiente,
con mi entrega reiterativa!
Me has mordido cual serpiente!.
Tu ponzoña se desliza en mi ser,
invade el corazón dividido,
quita mi capacidad de ver,
y cae mi espíritu a tus pies rendido.
Más aún me exiges caminar sin rumbo,
y por instinto voy hacia adelante ciega,
los sentidos confusos, dando tumbos.
Mi voz muda, caigo de ciénaga en ciénaga.
¿y TÚ? allí impertérrita!
miércoles, 16 de noviembre de 2011
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