viernes, 12 de abril de 2013
Carta a mi hijo en el sexto aniversario de su partida..
Hola mi niño sol, mi niño luna:
Este mes es duro para mi corazón, el tiempo no cura ni aplaca, ni ayuda en nada, solo hace más denso el vacío.
Como siempre suelo leer El Principito hoy por esas causalidades de la vida mía llegué al final del libro, ¿lo recuerdas? Desde que eras un pequeño que pudo leer a los 4 años fue tu libro preferido, a veces te sorprendí leyendo los cuentos que te inventé donde solías aportar con tu gran capacidad imaginativa, pero el primer libro como tal fue este de Saint-Exupery.
Encontré el único vestigio que me ha impedido que tu voz se pierda en el ayer, tu voz recitando a Kavafis, a ti te gustaba “Las ventanas” , a mí me gusta “En el mismo lugar” por cierto te reirías y me dirías:
“Madre, es la única inconsecuencia que te he descubierto! Tú que hoy en día sigues teniendo tu alma de gitana errante, y te gusta justo ese poema!”
Pero recitado en tu voz me hace recordar los tiempos felices de nuestra vida en Ñuñoa, nuestro amado barrio, tu colegio, tus amigos, tu patio, tu piscina. Y cuando por causa de la boa vendimos el hogar que había perdido la condición de tal para ser solo un techo, seguimos girando en torno a nuestro barrio, desde allí fuiste a la U, nuevos intereses, nuevos amigos, tu vida de joven que parecía querer absorber todo en el mínimo tiempo, tu viaje a Europa, tu Magister en Lingüística en Campinas, tu dilatar y dilatar la postulación al doctorado hasta ese fatídico 2007, todo me lleva a creer que sabías que te irías joven, que dejarías como el Principito la cáscara que no podías llevar de vuelta a tu estrella, a esa llamada Aur, donde espero esté mi hogar junto a ti. Y bebo gotas de tu amor en cada estrella.
Y he releído el párrafo que una vez de pequeño te dediqué en una revista y que habla de lo que era normal, que yo partiese antes que tú, y te escribí que siempre sería tu madre y que cuando quisieras reír conmigo mirando al cielo dirías “Sí las estrellas siempre me hacen reír” porque ellas todas reirían para ti como eco de mi risa de la gran alegría que me daba el orgullo de ser tu madre infinitamente.
Porque eres, fuiste y serás lo único grandioso y maravilloso que el Universo me dio.
Una parte mía está contigo, mi alma, el pecho acusa el dolor del vacío que dejó cuando te vi inerte, ya sin regreso a mi lado, y te esperé y a veces, contra toda razón aún te espero. Bendita locura de amor de madre que me permite trascender el abismo, mirar al cielo aunque esté nublado y telegrafiar en una estrella un “Te amo mi niño, mi bebé”. Ese amor que transforma las lágrimas en lluvia de “Te quiero, cuánto te extraño” Ese amor que hace que en el viento sienta tus brazos envolviéndome como tratando de protegerme.
El final del libro dice:
“Y han pasado seis años ya….”
Seis años que son hoy más que ayer, 6 siglos de dolor con los que me ha cobrado la vida los maravillosos 29 años que te tuve a mi lado, y van a ser más, el tesoro fue demasiado para esta pordiosera de amor filial, para esta mujer que solo supo que tuvo un sentido real de pertenencia mientras tú estuviste a mi lado.
Te amo mi niño sol, mi niño cielo, mi niño luna
Tu madre
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario