Las espirales del humo plomizo celeste, suben,
se entrelazan, juegan, es la prolongación del placer.
Perdida entre tus brazos acogedores, mi piel
siente tu tibio calor, ese que un segundo atrás
era ardor y parecía que juntos arderíamos en pira
de pasión intensa, ahora el relajo, el cigarro,
ese cigarro que tiene un sabor distinto al social.
La música sale de algún lado, es románticona,
de esas que no te gustan demasiado y a mi...
ah! a mi me hacen sentido profundo en este
instante de cansancio exquisito, de somnolencia
aleve que me llevan a flotar en las volutas que
se pierden en el techo blanco, en la luz suave
de la lámpara cómplice que parece guiñar al humo
lunes, 11 de octubre de 2010
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