lunes, 11 de octubre de 2010

CICLOS

Las brumas del ayer, la neblina del hoy, filtran
caprichosos rayos de claridad en mi mente y
entre soles y lunas, las claridades varían desde
el calor al frío, desde lo incógnito a lo tangible.

Vientos y brisas cruzan mi rostro y barren los
rastros, sin tocar las huellas de mi ser interno,
siempre son tres pares de huellas, la base y
luego lo creado, mi raíz y mi fruto,... fruto fuí

Arbol, arbusto, planta, madre natura viva, flor
con o sin aroma, pero flor de iridiscentes tonos
que dan paso a la semilla que volara en el aire
o será transportada por insectos o bellas aves

Ave quiero ser, para volar alto y libre, observar
cómo transcurren las cosas a ras de suelo, bajo
el agua, en cada rincón de las montañas, en cada
camino serpenteante, en cada lago, en cada río

Río que a veces ruge por su caudal, que baja
ondeando y haciendo verónicas a las rocas y
las ramas que intrépidas se recuestan en su lecho
como amantes no invitadas, cuando él sigue su curso

Curso que le llevará a fundirse con su anhelado mar,
ese que le llama desde que nace con ondas íntimas
e inaudibles para otros seres, ese que le otorga su
toque salobre y lo absorbe, y lo abraza y lo arrastra

Para que un día tantos ríos allí confundidos, sientan
que un rayo de sol candente les convierte en vapor y
el aliento que sopla hacia las montañas les lleve a
posarse sobre ellas que a través del frío les vuelve hielo

Y el ciclo se reinicia, yo no lo quiero, no quiero más ser
un devenir en este plano, no quiero rayos y truenos en
una nueva tormenta de vida, en una tormenta de arena
que entra en mis ojos y los ciega, que borra mis vivencias

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