¡Hola!… ¡Hola!… ¡Hola!… Soy el duende Myronko, siempre estoy donde no me llaman y me entero de todo, pues soy muuuuuyyyyyy curioso y observo todo aquello que parece interesante en mi bosque y sus alrededores. Tengo muchos hermanos y solo les hablaré del más charlatán, al que le cuento todo lo que veo y él, a su vez, se dedica a contarlo a todo ser viviente, ese es Charlynko. Ahora no sé que hacer, pues estoy enojado con él porque sin mi permiso se puso mi corbata de hojas de perejil y mis botines de flor de higuera que tienen suela de hojas azules traídas de la tierra del Encanto, ambas prendas solo las uso en ocasiones especiales como la fiesta de las hadas o en los equinoccios. ¡¡Grrrrrrr!! Lo peor de esto es que no tengo a quien contarle lo que ví, me canso si voy por ahí juntando gnomos, faunos, brujas, sílfides y otros para transmitirles lo que vi. ¡Hum! Ni siquiera está mi hermano Psifilo que es buen consejero y vive para pensar y resolver los problemas de otros. Pero tengo una idea , te cuento a ti y tú se lo cuentas a los demás, menos a Charlynko, pues si se lo cuentas te voy a…..te…..¡Bah!….no se me ocurre que hacerte pues no soy malvado. Quizás le pida a mi tía Beatriz que te borre la nariz, o tal vez a mi tío Vermigo que te apriete el ombligo,… no sé voy a pensarlo.
Bien, pero dejemos las amenazas, yo tenía algo para contar que no sabe Charlynko, ¿qué sería?….a ver…a ver. ¡ah ya recordé!
Hace dos lunas atrás estaba escondido en una hoja del canelo, que es un árbol muy agradable y acogedor, cuando de pronto ví a un joven que venía caminando por el sendero muy apresurado, ¡es raro que los jóvenes se levanten a caminar por el bosque de noche!, pensé. Así es que puse atención y lo seguí con mis ojos curiosos hasta ver que se detenía junto a la laguna y nada más llegar allí se puso a llorar desconsolado, y…no me vas a creer…. ¿O sí me vas a creer?, en realidad, me da igual. El asunto es que salió como un chorrito de agua celeste, esmeralda, dorada y empezó a …¡¡hablar!!… sí como lo escuchas, con una voz dulce y cantarina se dirigió al joven y le dijo:
“No llores más amado mío, recuerda que mientras no puedas controlar tu llanto junto a la laguna no podré salir de aquí y estar junto a ti”.
Él entre sollozo y sollozo le contestó:
“Si amada, lo sé, cada día vengo para liberarte del hechizo de la malvada Aguanegra, pero no puedo vencerla en el encantamiento que me hizo, no puedo dejar de llorar sabiendo que eres parte de esta agua quieta, hermosa pero sin cuerpo que abrazar”.
Y siguió llorando.
Bueno yo soy curioso y metiche pero… ¡tengo un corazón super tierno!. Por ello, sin pensarlo dos veces, salí a la carrera a la casa de mi hermano químico de la felicidad que se llama Felyzón, le dije que me diera un compuesto para hacer reir a un ser triste, mi hermano solo se preocupa de sus inventos así es que ni me preguntó para qué la iba a usar, se arregló sus anteojos sobre la nariz y empezó a buscar en sus armarios. Mezcló un frasco de pompas de risa con una loción antilágrimas que tenía polvo de estrellas y me la pasó. De más está decir que volví corriendo a la laguna, pero llegué tarde pues el joven ya se había ido, pero mi amigo canelo me dijo que todas las noches venía y ya era el atardecer, así es que me preparé para esperar, ¡casi me quedo dormido!, pero subido en la rama más alta de mi árbol amigo cuando era cerca de medianoche divisé desde lejos la figura del joven (¿te conté que tengo una visión maravillosa que se adapta a la luz y la distancia?), bueno… lo ví venir y me deslicé por las ramas corrí a la laguna y vacié el compuesto en la orilla, no alcancé a subir al árbol y me tuve que esconder entre los pétalos de una rosa silvestre, estaba cansado y cerré los ojos, ¡ahí me perdí una parte de lo ocurrido! Pues me despertó una risa fuerte y un canto dulce entremezclados, y sabes…. allí estaban los dos jóvenes abrazados bailando o más bien dando vueltas y vueltas ¡más que felices! Y alcancé a ver a la malvada hechicera Aguanegra, como del disgusto se volvía lodo pegajoso hasta quedar en el suelo y luego secarse.
Bueno, como no soy Charlynko me cansé de hablar, de correr de un lado al otro y me voy a dormir a mi hamaca de hojas y guías de parra, recuerda que no debes decir nada a mi hermano.
Chao, fue un gusto conocerte
Tengo vemos
sueño nos
¡Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz….!
¡Hola!… shsss… quédate calladito, aunque igual no se va despertar, con 400 años de metomentodo mi hermano ahora se cansa en serio y duerme como una marmota. Yo soy Charlynko, no te preocupes por las amenazas de mi hermano pues la tía Beatriz está en Cádiz, en tío Vermigo está conmigo, además que Myronko no es el único curioso, y ya lo escuché todo ¡Qué genial! Tengo historia nueva para contar… jijijiji, ¡estoy re contento! Casi como si Felyzón me hubiese dado esa pócima de alegría. Me voy esta noche a una reunión general que hay en el bosque y ahí podré decir lo de Aguanegra, que creo que desde ahora será Barronegro. Por aquí todos le temían porque se ponía terriblemente furiosa ante el amor y la felicidad de los demás.
Creo que mi hermano hizo bien… ojalá se le pase el enojo conmigo para enterarme de todo lo que ve… En realidad estuve mal al usar sus cosas sin pedírselas… Pero eso ahora no tiene tanta importancia, debo ir a prepararme para la noche.
Chaooooooo.
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