lunes, 14 de junio de 2010
Una Visita Especial – Espacial Cuento 1
Los niños habían despertado especialmente tranquilos esa mañana, sus caritas por lo general llenas de mohines de disgusto por tener que levantarse, bañarse e ir al colegio estaban algo serías si tomamos en cuenta que tienen 6, 8 y 10 años, son dos damitas y un varón; la mayor se llama Olguita, el del medio Juan José y la menor es Florencia. Sus padres se miran entre sí algo preocupados pero no quieren interrumpir esta mañana idílica, ¡tanto tiempo esperando que no fuese un drama la hora del desayuno!. Los niños intercambiaban miradas cómplices entre ellos y reían a hurtadillas como con miedo de revelar el secreto que compartían.
El secreto, era bien especial la noche anterior habían estado viendo, a escondidas por supuesto y aprovechando que los padres habían salido a cenar fuera, una película de ciencia-ficción donde se veían unos ET horrorosos que se apoderaban de la humanidad, estaban más que asustados cuando termino la transmisión en el cable, y se apretujaron unos contra otros en la cama de la hermana mayor. Cualquier ruido los sobresaltaba y se tapaban las caras con la ropa, hasta que de pronto la menor, Florencia dijo:
“Esas son puras mentiras…”
Los dos hermanos mayores la miraron con asombro y casi a coro dijeron:
“¿Cómo mentiras?, ¿Qué sabes tú niña chica?”
“ Y si es verdad que algún día van a bajar de esos OVNIS que dicen que se ven en la Cordillera unos monstruos así y nos transforman o nos comen”
“ O ¿si salen del mar y se vienen como tiburones a la tierra?”
Se cruzaban las opiniones entre los dos hermanos y la menor se paró arriba de la cama y dijo:
“¡Yo sé que no son así!”
Dudo un poco antes de afirmar:
“Yo tengo un amigo que vive en una de esas naves, dice que los terrícolas somos miedosos y por eso los llamamos objetos no identificados”
“Voladores no identificados” – corrigieron a coro los hermanos mayores.
Y cómo si recién hubiesen entendido lo que había dicho Flo, Juanjo primero y Olgui después dijeron:
“¿Cómo que tienes un amigo que vive en una nave?”
“ Yo no te creo, dicen que las niñas chicas tienen una gran imaginación” sentenció la mayor en forma muy doctoral, como si ella supiese con certeza que era así.
“ No, - dijo Flo -, yo se los puedo probar si quieren esta noche van a mi pieza y les presento a mi amigo”
Los otros dos niños se miraron y se rieron, pero la curiosidad pudo más y aceptaron la invitación tan especial de la hermanita.
Así pues en puntillas salieron del dormitorio, pasaron el de sus padres y sin despertar a nadie, sigilosamente fueron al dormitorio de Flo. Ella les dijo:
“Tienen que acostarse y dormir, cuando mi amigo venga a despertarme yo los despierto a Uds,”
“¡Ah no!” – exclamaron a coro los dos mayores . ¿dónde vamos a dormir aquí si tienes una cama super chica?”
“ No - dijo Juanjo – yo me voy a mi cama, Uds. son mujeres pueden dormir juntas”
“Bueno – contestó Flo – conforme pero yo no saldré a buscarte, no habrá tiempo”
Ante la seguridad de las palabras de su hermana Juanjo lo pensó y acto seguido le pidió su saco de dormir y los cojines para acostarse en la alfombra.
Y así, pese a que no querían cerrar los ojos, el sueño los venció. Les pareció que habían dormido mucho cuando su hermana los despertó y con un dedo en la boca para que no gritaran los hizo mirar hacia la ventana, allí estaba parado un joven de rizados cabellos oscuros, muy alto, vestido con una especie de traje brillante, algo así como de malla metálica, tenía en su mano una especie de casco de moto pero con unas luces de colores que se movían incesantes, las mismas luces brillaban en sus hombros, se parecía a cualquier otro ser que fuese humano, sonreía con afecto y les habló con telepatía. O sea sin palabras pero los niños claramente le escucharon en su mente el saludo:
“Hola hermanos de mi amiga” y alzó su mano izquierda hasta el centro de su frente, luego al lado del corazón y finalmente hacia ellos. Los dos niños estaban como estatuas, no atinaban a hacer ni un movimiento, el joven sonrío más ampliamente y a ellos en su mente les sonó una risa.
“Por favor no me teman”
Juanjo recordando que era el hombre de la familia dijo con voz que él creyó firme, pero que en realidad, salió como temblorosa y susurrante.
“Nnnno, nnno tte tenemos miedo, si mi hermana menor no te teme nosotros tampoco”
“Bien – dijo el joven – me parece bien, pero no necesitas modular las palabras, sólo piensa lo que me quieres decir y así conversamos, pues en este momento se me confundieron tus pensamientos con tus palabras, y ambos eran muy diferentes, ¿ya?”
Juanjo se sonrojó pues en realidad él estaba pensando que sí tenían miedo de ver a ese ser de dos metros y algo más, frente a ellos.
“Bien – transmitió el joven – ¿quieren venir con nosotros a conocer mi nave?. Les mostraré lo hermoso que se ve el Universo cercano desde allí”
Olgui pensó como irían así en pijamas, y de pronto se vio con una malla similar a la del visitante y al mirar a sus hermanos los vio vestidos igual. al mismo tiempo se abrió la ventana y vio una especie de huincha transportadora metálica que subía hasta perderse de vista, sin que tuviese tiempo a pensar nada se sintió viajando en esa rara forma de transporte tomada de la mano del extraño y de sus hermanos. Flo iba feliz, como si hubiese hecho este viaje muchas veces. Juanjo iba abstraído. Y antes de poder pestañear se vieron todos ante una gran base metálica que era una especie de portón para entrar a un lugar que, era como una ciudad por la gente que se movía de un lado a otro, todos saludaban con cariño a Flo como si fuese muy conocida allí, y con respeto se dirigían al joven como Comandante Ab – El Rham y le informaban lo que habían hecho en su ausencia, el joven repartía instrucciones mientras presentaba a sus nuevos invitados y eran cálidamente acogidos.
Así empezaron a recorrer los pasillos de la nave y su anfitrión les iba explicando que se hacía en cada sector:
“Aquí se estudia, aquí se planifican las acciones a seguir cuando hay meteoritos gigantes que amenazan a su planeta, aquí estamos buscando la forma de reparar el agujero de ozono, lo malo es que cada vez que parece que encontramos la solución los terrícolas inventan algún compuesto nuevo que vuelve a dañar la capa o se esmeran en usar compuestos químicos que no son degradables, nosotros llamamos a esos elementos basura cósmica, pero es que hace mucho ya tuvimos la pérdida de un planeta llamado Amarillo por el mal uso de todo lo dañino que se les pudo ocurrir a los habitantes de él, logramos trasladar a algunos a Orion para preservar su especie y allí ahora colaboran con nosotros en la tarea de salvar a Gaia, al que ustedes llaman Tierra.”
Los niños escuchaban en silencio e impresionados, más la curiosidad masculina de Juanjo lo llevó a preguntar:
“ ¿Y como se maneja esto”
El joven Comandante sonrió y los llevó hacia una especie de ascensor pero que era transparente, silencioso y bajaba en círculos.
Llegaron a otro nivel de la nave, era como la sala de máquinas y muchos seres trabajaban desde unas computadoras programando el curso (ruta), la velocidad, la cantidad de combustible usada y la que necesitarían y el control de las luces que los comunicaban con las naves exploradoras que eran más pequeñas y como cilindros. Esto último lo pudieron comprobar los niños al ver como llegaba una a cambiar de tripulación para seguir en su trabajo. Juanjo preguntó:
“¿Y nunca se acaba el combustible?”
El joven Ab El Rham dijo:
“Claro que sí y desde nuestro planeta el 2X00W nos mandan naves con recarga, es como cuando en su planeta van a las gasolineras o cargan de combustible a los aviones. Tenemos naves dirigidas que solo transportan nuestro combustible especial y luego vuelven a las bases para traer más combustible para otras naves madre, esta es una de ellas”
“¿Una qué?”, preguntó Olgui
“Una nave madre” respondió el comandante
“ Y ¿por qué nos has traído aquí?” – preguntaron Juanjo y Olgui al tiempo.
Y se sorprendieron al recibir la respuesta de Flo:
“Sencillo, porque somos responsables del futuro de nuestro planeta, de la calidad de vida, de la preservación de la ecología o ambiente, de la naturaleza” parecía una pequeña profesora y no la traviesa hermana que ellos conocían.
“Así es “ afirmó el joven comandante
Y continuó con calma pero con firmeza:
“Ha llegado el momento de la Paz entre los terrestres, de reciclar para recuperar el medio ambiente, de dejar fronteras y naciones de lado, diferencias raciales, creencias que imponen terror, políticas destructivas. Y ustedes que son los hombres y mujeres del mañana deberán aprender para enseñar a sus hijos, para hacer de su Tierra un lugar digno y hermoso para vivir, donde haya respeto por la sabiduría y la cultura de la mente y el espíritu, respeto por los mayores y los que tienen más experiencia, tolerancia con los más retrasados en el proceso evolutivo, amor por la naturaleza y sus seres vivos: plantas y animales”
En eso interrumpió la pequeña:
“¿No vamos a ir donde los Sabios y los Mayores hoy?”
“¿Dónde es eso?” - preguntaron al unísono los dos mayores.
“¿Y tu Sala de Mando?” - siguió Flo
“Calma, calma – dijo el joven comandante – hoy ya no podremos, otro día les invitaré nuevamente, ahora es momento de volver, ustedes deben estar en sus camas cuando los padres vayan a despertarlos, ¿se imaginan el susto que pasarían si no los encuentran?”
“O sea ¿esto no es un sueño?”. Dijo Olgui con su lógica de hermana mayor
“Bueno eso tendrás que decidirlo tú sola, y tu hermano por su parte” contestó enigmático el Comandante
“Pero vamos ya, es hora de llevarlos de vuelta”
Y antes de que pudiesen negarse o rezongar se vieron en el ascensor, en el primer nivel donde habían estado y luego en la cinta plateada que los transportó a casa de vuelta. El joven esta vez no entró y desapareció hacia el firmamento en un abrir y cerrar de ojos, cada niño se encontró mágicamente en su cama al día siguiente cuando les tocó despertar par ir al colegio.
Esa era la gran razón de porque hoy estaban tan tranquilos, se miraban a hurtadillas y sabían lo que estaba pensando el otro, ya tendrían tiempo en el día de regreso a casa luego del colegio para comentar y preguntar a Flo cómo era todo lo que no habían alcanzado a conocer, y quizás solo quizás esa noche tendrían otro viaje mágico con su nuevo amigo.
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